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Cuento Travesaño

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TRAVESAÑO ° Y había luz cegadora, pero quien sabe si era de un estadio o de la calle, su nombre estaba escrito en su uniforme, pero no recordaba si era su jersey o su gafete de trabajo; respondía a lo que decía cada letra marcada: González, aunque también lo hacían otros tres jugadores de su equipo. Estaba aturdido. Se la jugaban todo, Gonzáles (nuestro González) ya estaba bañado en sudor, como si se jugara un importante lugar. Pronto nuestro González recordó porque no tenía consciencia de lo que pasaba. No había sido un balonazo, no era sudor lo que corría en su frente; se jugaba la vida. Había sido un accidente, su colega, Martínez, iba en el mismo camión cuando chocaron. Los dos estaban gravemente heridos, no en la misma ambulancia, pero si llegaron al mismo hospital. A Martínez lo habían perdido por un momento, fue ahí que el compañero de González comenzó el partido. Pero en un quirófano lo revivieron, lo sacaron de la cancha, y no hubo a quien más llamar de cambio